diario berlines _ 11

el jardín botánico

Hasta donde alcanza mi memoria, existen dos sitios de referencia, que siempre han sido, son y seguirán siendo, de visita obligada en mis viajes:

el zoológico con o sin acuario, ahí donde lo sigue habiendo; y el jardín botánico.

El primero tiene que esperar hasta la próxima visita a Berlín. Ya no hay hueco. Pero al jardín botánico hemos hecho la visita de rigor el sábado. Y la hemos disfrutado en toda su amplitud y extensión, recordando a las personas de entre nuestras amistades que sienten un especial amor hacia este conjunto de seres vivos.

Aunque todos podemos estar de acuerdo con que „las comparaciones son odiosas“, todos las solemos hacer, incluso cuando tratamos de cosas singulares, y quizá justamente a través de la comparación sacamos especial jugo a cada bocado.

Todo eso, para decir que el Jardín Botánico de Berlín, en lo que se refiere a la parte bajo cubierta, las estufas, desde mi punto de vista es el más grande, completo y también el más bonito que he visto hasta la fecha. Todo un laberinto de grandes y pequeños invernaderos, en los que de forma ordenada, sumamente cuidada y estéticamente acertada se nos presenta la flora del mundo a través de un amplio abanico de representantes de cada zona climática y especie.

Se disfruta por igual del conjunto tan hábilmente configurado, como de los miles y un detalles en los que el ojo se queda prendido en su recorrido por los paisajes vegetales.

Lugares para la contemplación, para la observación detenida y para el sosiego…

 

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