…als einen dicken Din-A-5 Umschlag im Briefkasten vorzufinden, auf dessen rotem Poststempel ein grosses NORGE prangt. Da braucht man gar nicht nach dem Absender zu sehen. Das Herz macht einen Freudensprung und die Zeit bleibt stehen, und alles verliert sich in Vergessenheit, bis der Brief gelesen ist.
…. que encontrar un sobre Din A 5 bien gordito en el buzón, en cuyo sello de correo luce en letras mayúsculas un gran NORGE. Ni hace falta mirar quién será el remitente. El corazón da un salto de alegría, el tiempo se para y todas las demás cosas se disuelven en el olvido hasta recuperar su forma después de la lectura de la carta.
… als zwischen den Zeilen, aus denen der so sehr geliebte Sinn für Humor tropft, zu lesen, wie gut es da jemandem geht.
…que leer entre las lineas de las que gotea este sentido de humor que tanto queremos, lo bien que se lo está pasando alguien ahí.
…als Antworten auf Fragen zu erhalten, die nach der Bloglektüre wie Nebelschwaden in der Luft wabern, oder im Chat hängen geblieben sind, und zu spüren, wie aus den Tiefen des mütterlichen Mitgefühls neue auftauchen, wie Perlen im Sektglas, wie Luftblasen an einer Quelle. Da blubbert und prickelt es angenehm vor sich hin, da wird gebadet, gefeiert, geredet und hoffentlich auch gelernt.
… que encontrar respuestas a las preguntas que floten en el aire como velos de niebla después de la lectura del blog o se queden colgadas en el chat; que sentir como desde las profundidades de la empatía maternal suben nuevas preguntas como burbujitas en un vaso de cava, como burbujas en un manantial. Un borboteo, un bullir del sentirse a gusto, baños, fiestas, tiempo para hablar y, así espero, también para estudiar.
Zurück in die Vergangenheit. Erinnerungen werden wach an meine eigenen ersten Schreibversuche. Mit fünf bin ich das erste mal für sechs Wochen zur Kur geschickt worden (zu dünn, zu bleich, zu empfindliche Haut). Da war ich noch zu klein, um zu schreiben. Unsere Gruppenleiterinnen schrieben die Postkarten für die Eltern, wir malten Bilder. Dann war ich alle zwei Jahre dran. Beim dritten Mal fühlte ich mich schon wie ein Profi. Einmal in der Woche setzten wir uns nachmittags hin um nach Hause zu schreiben. Die Briefe wurden zensiert. Nur Gutes ging durch. Schreibfehler wurden nicht verbessert, das hab ich festgestellt als ich nach dem Tod meiner Mutter einen Stapel dieser Postkarten zwischen ihren Sachen gefunden habe.
Irgendwann wurden aus den Postkarten Briefe und die Briefe dann immer länger, immer ausführlicher. Und so sind sie geblieben, als ich in Lateinamerika war, als ich in Frankreich war, als ich schliesslich nach Spanien gezogen bin. Seitenweise hab ich versucht, meine Mutter an meinem Leben teilhaben zu lassen, sogar meinen Vater, mit dem ich nie viel Zeit verbracht habe. Dann die Freunde, die in alle Winde zerstreut sind. Heute muss ich gestehen, dass ich meist eine Mail schreibe. Nur manchmal, manchmal gibt es Momente, da passt das was man fühlt und denkt einfach nicht in die Tastatur. Da braucht man Papier. Ich hab sogar noch Umschläge, die man ablecken kann, wenn man sie zuklebt.
De vuelta al pasado. Recuerdos me vienen a la cabeza de mis primeros intentos epistolares. Con cinco años me mandaron la primera vez por seis semanas a un balneario (demasiado flaca, demasiado pálida, demasiado sensible la piel). En aquella ocasión aún no sabía escribir. Las monitoras lo hacían, nosotros dibujábamos algo. Después me tocó cada dos años. La tercera vez me sentí como una veterana. Una vez a la semana nos sentábamos por la tarde a escribir a casa. Las cartas se censuraban, sólo lo bueno pasó. Las faltas de ortografía no se corrigieron, lo ví cuando después de la muerte de mi madre encontré un taco de aquellas postales entre sus cosas.
En algún momento, los postales se hicieron cartas y las cartas crecieron en longitud y profundidad. Y así se quedaron, cuando viajé por Latinoamérica, cuando viví en Francia, cuando finalmente me mudé a España. Páginas y páginas escribí intentando que mi madre participe de mi vida, incluso mi padre, con el que nunca compartí mucho tiempo- Luego los amigos, dispersos a los cuatro vientos. Hoy tengo que reconocer que casi siempre recurro al mail. Solo a veces, a veces hay momentos, en los que lo que una siente y piensa no cabe por el teclado del ordenador. En estos momentos se necesita papel. Hasta que tengo sobres de los que hay que mojar con la lengua para cerrarlos.
.
.
linda Andrea, lo comparto, una y mil veces, aunque nunca lo pasé de un hijo, pero sí de una sobrina que para mí era una hija, yo vivía en Muncih, y todos los días abría la casilla de correo, nada, nada, nada, zácate! un sobre, qué maravilla, exactamente como vos lo contás, no hay palabras para transmitir, mejor que las burbujas de cava latiendo en el adentro…nada importa, el tiempo se detiene…
qué bueno Andrea, qué bueno Lea!!!
beso