Familientreffen in Madrid
(de) Es sind besondere Momente, weil selten und weil besonders schön, wenn wir, die wir in alle Winde zerstreut leben, an einem Ort auf diesem Planeten zusammenkommen. Diesmal ist es nicht Berlin, diesmal ist es Madrid. Lea möchte gemeinsam mit Noel ihre Geburtsstadt neu erkunden. Das war ein guter Grund für den Rest der Familie auch aus Berlin (Juanjo und Uli) und Portugal (ich) nach Madrid gekommen.
Wie das so ist bei solchen Treffen, sind wir alle nach und nach eingetrudelt. Die Berliner zuerst, dann die Vancouverites, und ich war die letzte. Dafür hatte ich das größte Empfangskomitee.
(es) Son momentos especiales, porque son poco frecuentes y porque son especialmente bonitos, cuando nosotros, que vivimos dispersos por todos los rincones del mundo, nos reunimos en un lugar de este planeta. Esta vez no es Berlín, esta vez es Madrid. Lea quiere redescubrir su ciudad natal junto con Noel. Esa fue una buena razón para que el resto de la familia, tanto de Berlín (Juanjo y Uli) como de Portugal (yo), viniera a Madrid.
Como suele ocurrir en este tipo de reuniones, no fuimos llegando todos a la vez, sino poco a poco. Primero los berlineses, luego los de Vancouver y yo fui la última. A cambio, tuve el comité de bienvenida más numeroso.
(de) Tja, und was kann ich schon erzählen, drei Tage Madrid, das ist gerade mal genug, um den einen Freund und die andere Freundin zu treffen und in den Arm zu nehmen, um Erinnerungen aufzufrischen, ein wenig Heimweh zu pflegen… Denn so eng verbunden wie Madrid bin ich mit wohl keinem anderen Ort, vielleicht noch mit Wuppertal, und sich ein wenig zu ärgern über das, was nicht mehr ist und einem fehlt, weil es „damals“ eine gewisse Bedeutung hatte…..
Klar, es war und es ist nicht alles nur wunderbar. Es gab viele sehr schöne und ebenso auch sehr schwierige Momente. Wie das im Leben halt so ist. Daher weckt solch ein Besuch immer sehr gemischte Gefühle. Ich freu mich, dass ich mich immer noch relativ gut auskenne, auch wenn ich merke, dass es immer häufiger vorkommt, dass mir Orte klingen, ich aber nicht aus dem Stegreif weiss, wie ich am Besten dorthin gelange. Das ist etwas bitter, wenn ich bedenke, dass ich das Zentrum Madrids einmal wie meine Westentasche kannte. Aber auch verständlich, weil sich inzwischen in meinem inneren Orientierungssystem viele Pläne andere Orte darüber gelegt haben. Ich feier jedes Geschäft, jede Kneipe, die es geschafft hat, zu überleben und es irritiert mich, wenn ganze Straßenzüge sich verändert haben. Mich erdrücken die Menschenmassen im Zentrum, das Gefühl, dass alles diesem Massentourismus zu Diensten ist und man in seiner eigenen Stadt eher stört, als willkommen ist. Ich würde dort sicher nicht mehr wohnen wollen, aber architektonisch schön ist das Zentrum von Madrid mit seinen eindrucksvollen Bauten natürlich immer noch und sicher auch einen Besuch wert.
Gleichzeitig versuche ich, in einer Art von Schutzmechanismus, meinen Blick auf die Verbesserungen zu richten, die natürlich auch stattfinden. Grünzonen, die neu angelegt werden, andere, die mit jedem Jahr besser zur Geltung kommen. Bei meinem letzten Besuch hatte ich die Casa de Campo neu entdeckt, die früher so unattraktiv war, dass wir, obwohl wir es von der Calle Noviciado nicht besonders weit hatten, so gut wie nie dort gewesen sind. Jetzt, wo die Stadtautobahn am Manzanares unterirdisch verläuft und dieser ganze Bereich renaturalisiert wurde, macht es Spass, vom Campo del Moro bis zur Casa de Campo zu spazieren, oder umgekehrt, oder von der Casa de Campo über den Parque de la Bombilla und den Parque del Oeste bis Moncloa und dem Campus der Complutense……. Und man kann in Madrid jetzt Fahrrad fahren!!!!
(es) Bueno, ¿qué puedo contar? Tres días en Madrid son apenas suficientes para ver algún amigo y alguna amiga, darles un abrazo, refrescar recuerdos, sentir un poco de nostalgia… Porque no hay ningún otro lugar con el que yo esté tan vinculada como con Madrid, salvando a Wuppertal, pero por otras razones, y enfadarse un poco por lo que ya no existe y se echa de menos, porque «antes» tenía un cierto significado…
Claro, no todo era ni es maravilloso. Hubo muchos momentos muy bonitos y también muy difíciles. Como suele ocurrir en la vida. Por eso, una visita así siempre despierta sentimientos muy contradictorios y deja un sabor agridulce. Me alegro de seguir conociéndola relativamente bien, aunque noto que cada vez más me suenan lugares, pero no sé de improviso cuál es la mejor manera de llegar a ellos. Es un poco frustrante, si pienso que antes conocía el centro de Madrid como la palma de mi mano. Pero también es comprensible, porque entretanto muchos planes de otros lugares se han superpuesto a mi sistema de orientación interno. Celebro cada tienda, cada bar que ha logrado sobrevivir, y me irrita que calles enteras hayan cambiado. Me agobian las multitudes del centro, la sensación de que todo está al servicio del turismo masivo y de que una molesta más que es bienvenida en su propia ciudad.
Al mismo tiempo, intento, como una especie de mecanismo de autoprotección, centrar mi atención en las mejoras que, por supuesto, también se están produciendo. Zonas verdes que se están creando, otras que cada año se ven más bonitas. En mi última visita, redescubrí la Casa de Campo, que antes era tan poco atractiva que, aunque no estaba muy lejos de la calle Noviciado, casi nunca habíamos ido allí. Ahora que la autovía a los dos lados del Manzanares es subterránea y toda esta zona ha sido renaturalizada, es un placer pasear desde el Campo del Moro hasta la Casa de Campo, o viceversa, o desde la Casa de Campo por el Parque de la Bombilla y el Parque del Oeste hasta Moncloa y el campus de la Complutense… ¡Y ahora se puede ir en bicicleta por Madrid!
(es) Cada uno de nosotros cinco (faltó Marie, que no tenía vacaciones, a ver si la próxima vez lo conseguimos) ha vivido estos días de manera distinta. Para Noel ha sido la primera vez y me imagino que ha sio un impacto, no solo la ciudad, sino también el encuentro con la familia y los amigos que forman parte de la vida de Lea. Para Lea, que ha pasado en esta ciudad sus primeros 12 años, supongo que ha sido una mezcla de vagos recuerdos, una sensación de familiaridad y muchos desubrimientos nuevos. Uli apenas tenía 3 cuando nos fuimos, y desde entonces solo ha habido alguna visita relámpago. Es decir, para él no todo es tan nuevo como para Noel, pero tampoco tan familiar como para nosotros. Los tres se harán una nueva imagen de su Madrid y quizá sea una imagen con transiciones más fluidas, en la que los cambios se integren con más suavidad que en nuestros recuerdos.
Yo intento reconciliarme con esta ciudad que en el fondo quiero mucho y por eso procuro fijarme en lo positivo y no en lo negativo que tiene Madrid, y lo tiene en común con tantas capitales europeas. Juanjo creo que es el que lo vive más dolorosamente. Cada vez que vuelve, vuelve a una ciudad que se ha vuelto algo menos „suya“. Es como si vuelves a la casa en la que naciste y los nuevos inquilinos no solo han pintado la fachada y el salón, sino que han abierto una puerta donde había una ventana, han juntado dos habitaciones para hacer una grande y han quitado la vieja estufa para sustituirla por radiadores y un aire acondicinado. Y todo eso, por supuesto, sin preguntarte antes. También eso es lez de vida, pero sabiendo eso no quita que te duela o, al menos te irrita, cuando lo ves y lo vives.
Hiraeth es una palabra galesa que describe un profundo y agridulce anhelo por un lugar, un tiempo o una época perdidos, a menudo asociado con la nostalgia, la melancolía y la añoranza. No es solo un anhelo por un lugar físico, sino también por un pasado que ya no existe, y es un sentimiento que a menudo va acompañado de tristeza. Los portugueses también lo conocen, lo llaman saudade.
(de) Jede:r von uns Fünfen (Marie fehlte, weil sie keinen Urlaub hatte, vielleicht klappt es ja beim nächsten Mal) hat diese Tage anders erlebt. Für Noel war es das erste Mal, und ich kann mir vorstellen, dass es ein beeindruckendes Erlebnis war, nicht nur wegen der Stadt, sondern auch wegen der Begegnung mit der Familie und den Freund:innen, die Teil von Leas Leben sind. Für Lea, die ihre ersten 12 Lebensjahre in dieser Stadt verbracht hat, war es wohl eine Mischung aus vagen Erinnerungen, einem Gefühl der Vertrautheit und vielen neuen Entdeckungen. Uli war gerade einmal 3 Jahre alt, als wir wegzogen, und seitdem gab es nur einige eher kurze Besuche. Das heißt, für ihn ist nicht alles so neu wie für Noel und doch nicht so vertraut wie für uns. Alle drei werden sich ein neues Bild von ihrem Madrid malen und vielleicht wird es ein Bild mit fliessenderen Übergängen sein, in denen die Veränderungen sich geschmeidiger einfügen, als in unseren Erinnerungen.
Ich versuche, mich mit dieser Stadt zu versöhnen, die ich im Grunde sehr liebe, und deshalb versuche ich, mich auf das Positive und nicht auf das Negative zu konzentrieren, das Madrid hat und das es mit so vielen europäischen Hauptstädten gemeinsam hat. Juanjo ist meiner Meinung nach derjenige, der das am schmerzlichsten erlebt. Jedes Mal, wenn er zurückkommt, kehrt er in eine Stadt zurück, die etwas weniger „seine Stadt” ist. Es ist, als käme man in das Haus zurück, in dem man geboren wurde, und die neuen Mieter hätten nicht nur die Fassade und das Wohnzimmer gestrichen, sondern auch eine Tür dort eingebaut, wo vorher ein Fenster war, zwei Zimmer zu einem großen zusammengefügt und den alten Ofen entfernt, um ihn durch Heizkörper und eine Klimaanlage zu ersetzen. Und das alles natürlich, ohne dich vorher zu fragen. Auch das gehört zum Leben dazu, aber dieses Wissen ändert nichts daran, dass es wehtut oder zumindest irritiert, wenn man es sieht und erlebt.
Hiraeth ist ein walisisches Wort für eine tiefe, bittersüße Sehnsucht nach einem verlorenen Ort, einer Zeit oder einer Ära, die oft mit Nostalgie, Wehmut und Heimweh verbunden ist. Es ist nicht nur eine Sehnsucht nach einem physischen Ort, sondern auch nach einer Vergangenheit, die nicht mehr existiert, und ein Gefühl, das oft mit Trauer einhergeht. Die Portugiesen kennen das auch, sie nennen es saudade.






