Dicen los que saben algo de esto que hay que hacer ejercicios para relajar y para cuidar la vista, sobre todo gente como yo, que ejercemos una profesión que la fuerza y castiga.
Dicen, entre muchas otras cosas, que es bueno alternar entre mirar objetos cercanos y mirar objetos lejanos, para que los músculos de los ojos no pierdan o recuperen su flexibilidad.
En fin, no suelo ser muy „obediente“ a la hora de aplicar en la vida cotidiana recomendaciones médicas, incluso cuando estoy convencida que son sensatas. Es una especie de descuido, un „autoabuso“ de recursos corporales; una autosugestión de que lo que siempre ha funcionado no fallará, hasta que deja de funcionar y la autonomía visual se ve cada vez más mermada. Incluso entonces asumo con más facilidad el uso de las gafas que el cambio de hábitos.
Pero hoy, después de tres intensos días con punto focal de máxima proximidad he hecho caso a las recomendaciones y he mirado lejos….
Había echado mucho de menos estas excursiones; creo que el año pasado, la vida no nos brindo ninguna oportunidad y tampoco contemplamos la posibilidad de robársela; la vida nos había colocado a cada una de nosotras en un contexto determinado que no lo permitió.
Hasta hoy. Hoy nos hemos vuelto a juntar y como tantas veces nos hemos dedicado a crear esta mezcolanza desenfadada de objetos que tanto me gusta:
Y ha sido como si no hubiera pasado el tiempo: calma, confianza, complicidad.
Un hermoso día. GRACIAS, chicas. Mi alma lo ha disfrutado enormemente, y mis ojos se habrán beneficiado también.
Mañana, mañana volveré a cambiar el foco de mi mirada.
Hoy solo hay amplitud…..
