No hay dos sin tres, dicen. Hablemos, pues, de la exposición de mis tapices en la Casa Rectoral de Puente Pumar, que al fin y al cabo ha sido el motivo para esta reciente trashumancia artística. Hace dos años, en la primera edición de estas Jornadas Textiles, tuve la oportunidad de participar en un ciclo de ponencias y conocer el edificio, el pueblo, el valle y a María Bulnes, una de las socias de la Asociación Sociocultural La Hila, que este año tomó las riendas del evento desde la resistencia y el compromiso con el territorio.
Un momento, con permiso de los que quieren saber qué tal quedó la exposición, empiezo esta ultima entrada con algunas de las reflexiones que me han acompañado estos días, los previos al reencuentro, desde el recuerdo, y los posteriores, desde la perspectiva actual.
¿Por qué? Porque entiendo que en estos tiempos tan revueltos en general, tan sumamente complicados para el ámbito cultural, artesano y artístico, tan duros para el territorio rural, RESISTIR, seguir resistiendo contra viento y marea, buscando fórmulas y alianzas para que los esfuerzos asumidos en ocasiones anteriores no caigan en saco roto, velar por la continuidad de iniciativas frágiles, frágiles por el contexto en el que se desarrollan, nunca productivos, siempre minoritarios, pero fuertes por la ilusión que les acompaña, merece ser dicho, reconocido y apoyado. Y quiero decirlo al principio para que se entienda el contexto.
Las y los que estamos envueltos en luchas parecidas e intentamos sacar adelante nuestros proyectos con ganas y con empeño _ aunque nuestro entorno no siempre parece favorable; bien porque busca la productividad pura y dura a la que no podemos ni queremos responder, bien porque partimos de una independencia económica (autogestión) y autonomía estructural (ausencia de entidad jurídica) que se sitúa fuera de los canales establecidos por la sociedad actual y al borde de la precariedad; bien porque nuestros contenidos van dirigidos „de entrada“ a una minoría y abrir audiencia, asistencia y participación es un trabajo lento y de largo recorrido; bien porque nuestros respectivos „km ceros“, es decir nuestro entorno social más inmediato es muy reducido, bien porque la dispersión geográfica y la falta de infraestructuras impiden el desarrollo de actividades e iniciativas sin provocar sobreesfuerzos en las y los que asumen el compromiso; _ las y los que estamos inmersos en estas luchas sabemos lo difícil que es, incluso hasta la decisión que atañe a las alianzas y ayudas económicas e infraestructurales. Casi siempre nos tropezamos con la disyuntiva de querer mantener nuestra independencia y tener que reconocer nuestra dependencia de financiadores y/o patrocinadores. Los canales de financiación la mayoría de las veces no funcionan por calidad de proyectos o de contenidos, funcionan por contactos, por el renombre de las entidades jurídicas, por la relevancia de los continentes, por visibilidad y concurrencia de pública, númerica, es decir de cantidad……. la calidad se pierde muchas veces, felizmente no siempre, pero muchas veces en el largo y arduo camino hacia los manantiales económicos. Hay quienes desisten y no quieren entrar en esta dinámica. Con toda la renuncia que conlleva esta decisión, es fácil aunque dolorosa e inadmisible tomarla cuando el proyecto es personal, pero cunado hay más gente involucrada, es mucho más difícil y, sobre todo, sabemos que si una propuesta en esta lucha por los mínimos numéricos no se mantiene al flote, se hunde y una vez que se ha hundido no hay quien la rescata.
En este caso hubo una entidad que aportó la infraestructura del lugar, La Casa Rectoral en Puente Pumar, que es la Fundación Botín, propietaria de este edificio que como muchos otros edificios, aquí y en otras partes de España, se mantienen aunque suelen dormir totalmente infrautilizados el sueño de la bella que espera el beso del príncipe que no llega mientras hay carpinteros, cocineros, pintores y hasta tejedores que llaman a la puerta pero como no tienen pinta de príncipe y princesa no son recibidos. Ví la casa hace dos años por primera vez, y me quedé estupefacta. Unas cuantas ideas cruzaron mi mente de lo que se podría hacer ahí, quizá no todo productivo, pero alguna que otra cosa viable, sobre todo si salimos del supuesto que la entidad propietaria cree en el proyecto, aquella entidad que tiene renombre y, por ende, llega a los manantiales económicos, yo no. En fin, como ya he visto tantos casos parecidos no me debe sorprender y, sin embrago, no me llego a acostumbrar a este disparate. Hace dos años, incluso el año pasado, la Fundación no solo prestó la infraestructura, sino además financió las Jornadas. No sé qué es lo que ha hecho cambiar esta circunstancia, pero resulta que este año, en la tercera edición, peligró la continuidad de este evento, que quizá mucha gente clasifica como algo innecesario, y que valorado con el patrón numércio evidentemente no puede pero creo que ni siquiera se propone competir con un evento popular en, pongamos Madrid.
Buscando financiación.
Tomando conciencia de la situación, la Asociación Sociocultural La Hila, motor de la actividad lanera en el Valle, por proximidad y procedencia, se pone en marcha para encontrar la financiación necesaria, porque hacer unas Jornadas cuesta, según cómo se montan no tienen que costar mucho, se pueden hacer unas jornadas humildes, pero muy dignos y además interesantes sin grandes presupuestos y con un esfuerzo repartido entre todos los que aportan contenidos y los que participan como visitantes, oyentes y asistentes a las charlas, los cursos, las exposiciones y excursiones. Pero todos sabemos o debemos estar conscientes, que estando donde está Polaciones difícilmente va a contar con una concurrencia masiva que aporte ingresos que puedan cubrir gran parte de los gastos. Por ello, se necesita de otras fuentes de financiación que asuman parte de estos gastos. En la edición de este año ha sido la AFAMMER, la Confederación Nacional de Federación y Asociaciones de Familias y Mujeres del Medio Rural. Una de las consecuencias, la visible para los que no estamos en la organización, ha sido la presencia de un número de representantes y políticas en el día de la inauguración.
Después de los discursos inaugurales solo nos queda esperar que la teoría encuentre su reflejo adecuado en la práctica. Que no se quede todo en palabras y buenas intenciones, que las experiencias, las propuestas sean recogidas para ser llevadas a quien corresponde, si no es a las personas que estaban ahí, que sean valoradas y que se les dé una oportunidad de demostrar su valía. Delante del fruto de aprendizaje y trabajo de las liceras de Valdeolea durante el Taller de empleo Valdeolea en 2008/09, el magnífico tapiz narrativo, este mapa textil, que me había prestado para esta ocasión de la Casa Constitucional de Mataporquera, estuvimos hablando, reclamando, espacios de formación para un oficio que se nos va, y fórmulas que dan continuidad a estos breves tiempos de formación y de autoempleo y emprendimiento. Por experiencia me puede la desconfianza, pero gustosamente me dejaría sorprender……..
Hasta aquí algunas de las reflexiones que me invaden en estos eventos. Son personales, por supuesto, sumamente subjetivos, ni pretendo ser objetiva, porque creo que la verdadera objetividad no la consigue una persona, solo se alcanza sumando todas nuestras subjetividades, eso sí que éstas sean honestas y verdaderas…… y que la construcción de la objetividad se haga bienintencionadamente.
La exposición
Ahora sí, voy a lo mio. La decisión de llevar el tapiz del Taller de Empleo a las Jornadas me ha vuelto a traer al presente la experiencia del Taller y muchos recuerdos vinculados con este intenso año de enseñanza y aprendizaje y me ha gustado poder enseñarlo a la gente y explicar el proceso de su gestación.
Como siempre, una exposición da lugar a encuentros muy gratos, porque la vida de una tejedora es muy solitaria y ver cómo responde el público ante la obra siempre es interesante y es importante para seguir adelante con este empeño anacrónico. A veces, no muy a menudo, pero a veces se dan encuentros muy especiales, no tanto el día de la inauguración, que hay siempre mucho follón, mucho „small talk“, compromisos sociales, etc. Los encuentros especiales suelen producirse al margen de los eventos, como también ha ocurrido esta vez.
Las entrañas
María Bulnes me avisó unos días antes, de que iba a haber la visita de una persona el día del desmontaje, una persona que quería conocerme. Pero no sospeché que esta visita iba a tener tanta relevancia para mí. Hacía mucho, mucho tiempo, que no me había encontrado con una persona que había hecho una lectura tan profunda de mis „Siete Marías“. Esta persona es Ana Ramirez Cañil, periodista y escritora.
Al final del encuentro me regaló dos de sus publicaci0ones „Si a los tres años no he vuelto“ y „La Mujer del Maquis“, y es esta ultima obra, que no había leído y que estoy a punto de terminar, la que hizo de nexo de conexión, la obra y el interés y la sensibilidad por la vida de las mujeres en tiempos duros, en tiempos difíciles. Me resultó tan hermoso y emotivo que dos mujeres de contextos culturales, experiencias y vivencias diferentes, como ella y yo, de repente encontramos una profunda conexión en el homenaje que rendimos a otras generaciones de mujeres, que en otros momentos históricos, y en contextos igualmente diferentes, unas en el Norte de España y otras en la Alemania del Este, procuraron dar continuidad a la vida como nosotros intentamos dar continuidad a la memoria. Todas somos eslabonas en una larga cadena de transmisión, o hilos en un hermoso tejido que narra la historia de la humanidad, desde las entrañas.
Tejer; unas tejen con hilos, otras tejen con palabras, otras mueven, unen, conectan, mujeres tejiendo redes, virtuales y presenciales. Gracias a María Bulnes, por invitarme, gracias a Natalia porque ha sido ella la que instó a Ana a hacer el viaje hasta Polaciones, sin ellas podíamos haber seguido cerca, Ana y yo, pero sin vernos, sin conocernos. Gracias a todas las mujeres que han participado activa y pasivamente en la organización y el desarrollo de las jornadas, que lo han apoyado desde su convicción de que la resistencia y el compromiso son valores importantes, mucho más importantes a veces que los números y la productividad; y gracias a todos los hombres que han estado involucrados, bien porque han participado directamente, bien porque han mantenido „las espaldas libres“ a las mujeres que hemos podido estar ahí.
Ana, como no puede ser de otra manera como escritora y bloggera que es, captó este encuentro a su manera y lo publicó en su blog. Os dejo el enlace: www.tudosis.es
Muchas gracias, Ana, por la mañana que hemos pasado juntas, en la que el tiempo no parecía existir.
Hola Andrea, tuve la oportunidad de ver tu obra en las Jornadas Textiles, y me impacto. No hable contigo, me quede en la sombra aunque te vi varias veces, pero no sabía que decirte porque estarás acostumbrada a los elogios y no tenía palabras suficientes para describirte el impacto de ver „Las siete Marias“
Pero quería compartirlo con mas gente y me permití hacerte un pequeño homenaje en mi blog (http://lamacaterine.blogspot.com.es/2014/08/exposicion-textil-de-andrea-milder-en.html) Me consta que lo ha leído mucha gente porque me han enviado correos incluso ampliando la información que yo había puesto con información que habían buscado en internet picados por la curiosidad.
Me dio pena oírte decir que estas obras desaparecerán porque los maestros como tu no pueden transmitir este arte.
Las jornadas me parecieron estupendas: muy bien organizadas (seguro que a Maria le costo muchas horas de trabajo que nadie aprecia pero si disfrutamos), los trabajos que vi sensacionales, la manera de vivir para mi ya estaba olvidada y la gente que conocí no hay palabras para describirla.
Espero poder volver el proximo año y ojalá estas acciones se ampliarán a toda España.