confianza (2)

Lo de la virtualidad tiene su aquél.  Llevamos ya tres días de sol y cielo azúl y un aroma inequivodacamente primaveral, los pájaros montan un follón por la mañana, las cigüeñas siguen constuyendo, y ayer se movió la superficie de la charca al lado de la plaza donde espero el autobús escolar sospechosamente cuando me acerqué. Ver no he visto nada, pero supongo que habré interrumpido a alguna ranita su baño de sol (puede que me haya dedicado una maldición, pero ve-te-tú-a-saber si no la he protegido de una muerte segura en un pico de adebar).

En fin, lo de la virtualidad tiene su aquél, y requiere confianza, mucha confianza, porque hoy, tercer día de sol, al volver de Aguilar al pueblo la ví. La ví en el cable de alta tensión al bajar la cuesta, pero no tenía camara. Sin embargo la ví, la primera golondrina. Ahí estaba. Y me ha hecho una ilusión tremenda.

Me tenéis que creer aún sin foto, porque cuando cogí la camara y me acerqué ya no estaba, claro. Yo tampoco me quedaría ahí arriba en un cable de alta tensión esperando hasta que la mole turquesa se pare, abra las fauces, escupa un bichito de dos patas que intente acercarse siligiosamente, que tape una mancha clara con otra negra y haga „click“. No, yo tambien me iría, por si acaso.

En fin, foto no hay, y claro, podría haber sacado del baúl del disco externo una foto del año pasado…… pero resisto. Por lo de la confianza.

Así que queda dicho: hoy llegó la primera golondrina a Puentetoma.

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