….. auch das ist Berlin.
Aquí murió Waldemar, el 05.12.2017. Durante cuatro años trabajó como autónomo en Berlin, perdió sus ingresos debido a impagos , no pudo hacer frente a las reclamaciones de hacienda, perdió su hogar y cayó gravemente enfermo.
Siendo de nacionalidad polaca, en su situación no tenía derecho a ayudas sociales o un seguro en caso de enfermedad. Debajo de este puente pasó los últimos meses de su vida. Ni en Polonia hubiera tenido acceso a un servicio de atención sociosanitario suficiente en su condición de sin techo.
En Berlín mueren ṕeriodicamente personas sin hogar de nacionalidad alemana y de otras nacionalidades. El actual sistema social no garantiza a todos la suficiente seguridad como para salvar su propia vida.
Aunque no conocí a Waldemar y desconozco quienes hayan sido las personas que depositaron las flores y las velas en su memoria, me tocó profundamente y me hizo reflexionar sobre esta ciudad, que estoy descubriendo ahora, y este país, que me vio nacer y que tanto ha cambiado desde que me fui. Ni blanco, ni negro, ni bueno, ni malo, personas sin hogar lamentablemente hubo entonces y supongo que alguna que otra muerte como la de Waldemar había que lamentar también. Lo triste es que después de 35 años de paso de tiempo y supuesto progreso no sea algo que como sociedad hayamos sido capaces de erradicar. Mi deseo para 2018: Caminando con convicción y firmeza hacia una sociedad, en la que nadie tiene que vivir en la calle o morir por ser pobre. Venga de donde venga, tenga la edad que tenga, sea su historia la que sea. Me haría orgullosa pensar que mis hijos puedan vivir en una sociedad que sepa acoger, sujetar y soportar a cualquier ser humano cuando necesite cobijo, sujeción y soporte. Sin preguntar si lo merece o no, incondicionalmente.
A todas y todos los Waldemars de este mundo.