cuando se pierde la orilla de vista

orilla1.

Del lat. ora ‚orilla‘, ‚borde‘ e -illa.

1. f. >Término, límite o extremo de la extensión superficial de algunas cosas.
2. f. Extremo o remate de una tela o de otra cosa que se teje.
3. f. Límite de la tierra que la separa del mar, de un lago, de un río, etc.
4. f. Faja de tierra que está más inmediata al agua.

5. f. Senda que en las calles se toma para poder andar por ella, arrimado a las casas.
6. f. Límite, término o fin de algo no material.

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Es un pequeño ritual: se recogen las canillas, se cose el boceto en el borde superior del tejido, se sueltan todas las demás puntadas de antiguos horizontes efímeros y superados de sesiones en el telar, se cortan los hilos que al empezar el trabajo ubicaron el tejido con firmeza ensu lugar, se quita la tensión de la urdimbre, se libera, pues, en lo posible y por un breve pero hondo respiro, la pieza de todas sus ataduras. Solo por un respiro, hondo y lo suficientemente largo para rectificar la colocación del boceto, si hace falta, y…

….para enrollar lo que ya está hecho en el plegador con el fin de recuperar una altura de trabajo cómoda. Y en seguida vuelve la tensión, el orden, la precisión.

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Para la persona tejedora, perder de vista la orilla, este borde inicial que sirve par tantas cosas, no sólo de fundamento para la pieza a construir, para dar pautas de tensión, tiempo, distancias, grosores, texturas….. perder de vista este borde es un momento que por muy delicado que resulte es sumamente satisfactorio:

Significa que trabajo tiene cierta envergadura, un reto y atrevimiento para cualquier tejedor en los tiempos que corren; el trabajo avanza y avanzará; y sin el referente de salida se concentrará toda la atención en la meta…..

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Hasta aquí lo que pensé esta mañana, inmersa en el mundo del telar, mientras perdía „mi“ orilla textil de la vista. Luego, en la ducha (la otra parte del ritual, después de remover, quitar polvo y recolocarlo todo para retomar los hilos) dejando que  la corriente de agua caliente relaje la musculatura de los hombros y de la nuca, me atravesó otro pensamiento y no me dejó……

…..intentar, solo intentar imaginarme desde la distancia contextual, temporal y geográfica,  lo que siente la gente en los botes cuando pierde de vista su orilla sin saber si va a llegar a la otra, en la que deposita tanta esperanza.

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No deja de ser un capricho asociativo, un cruce de cabos sueltos que se enredan… incapaces, impotentes e inevitables.

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