Km 0
14 intensos días de exploración, dentro y fuera de mí, para ver si esta ciudad puede ser mi nuevo destino. Un reto que flota en el aire desde que la mitad de los KUKUs ha migrado pa’lla, para encontrar un nicho donde construir un nuevo hogar.
No es amor a primera vista. Me cuesta trabar amistad con esta ciudad. Quizá por una resistencia interior a concederle a mi parte urbanita máximo protagonismo y silenciar los recelos de la otra parte mía que, al recordar los más de 10 años en Madrid y el desgaste que me produjeron, incluso con menos edad y más aguante, teme al mareo y la sensación de agobio, que tantas veces la acompañó.
Ninguna relación es como la anterior, ninguna ciudad es como otra. Ninguna relación es perfecta, ninguna ciudad lo es. Ningún sentimiento es inmutable, como no lo es ninguna ciudad.
Así que he decidido aceptar el reto y darme y darle una oportunidad a esta ciudad y a su gente. Cuándo, cómo, no sé. El telar lo dirá. Sigo sintiendo la necesidad de encontrar un cierre adecuado al tapiz, como lo he intentado hacer con el KUKU. Será deformación profesional la de no poder dejar flecos sueltos y buscar un remate sólido a todo.
Ahora „solo“ toca definir el momento correcto, el punto de equilibrio entre la abstracción del proceso creativo y la imposición de realidad. Todo una cuestión de tiempos y tempos. Para empezar, hemos decidido colocar el „km 0“ en Kreuzberg, Fichtestrasse 22. Será a partir de finales de 2016 el nuevo nudo neurálgico desde el cual intentaré seguir trabajando, en lo mio, en lo nuestro, en lo común….
En todo el revoltijo de pensamientos y sensaciones que conlleva esta decisión hay una coincidencia entre la virtualidad y la realidad. Desde la NANOworkstation portátil he compartido las ultimas entradas sobre lo que a lo largo de los 14 días en Berlín me ha rondado por la cabeza. No sé cómo hubiera resultado el microreportaje de mi estancia en esta ciudad si hubiera sido una mera visita turística. Supongo que muy diferente, quizá más divertido, más distraído.
Lo cierto es que con esta entrada, la última centrada en mi viaje a Berlín, casí he tocado el techo de la capacidad de almacenamiento de este espacio virtual.
No solo toca redefinir mi existencia en la realidad, sino también mi presencia en la virtualidad. Se ha acumulado tanto material que siento la necesidad, a pesar de la enorme pereza que me produce, de deshacer esta maraña de experiencias, actividades, intereses e ideas, para conseguir mayor claridad sin perder el contexto (hilo). No quiero renunciar a ninguna de las facetas existentes, la de artista, textil o no, la de mujer, de madre y pareja, de nómada, de ciudadana comprometida…..
La trama con la que dibujo mis tapices sobre la urdimbre del telar suele componerse de hebras de diferentes colores, texturas y grosores. Gracias a esta trama me es posible introducir un sinfín de matices en mis obras. El trabajo a veces adquiere un aspecto caótico, cuando las canillas cuelgan en enredado manojo y el reverso del tapiz se presenta como una maraña de hilos, pero la cara visible, la que quiere narrar su historia, es limpia, clara y ordenada, sosteniéndose sobre la verticalidad y la horizontalidad del entramado.
Siempre me ha parecido evidente establecer el símil entre el trabajo en un tapiz y la vida. Intentaré plasmarlo en lo que será mi futuro espacio virtual. Ya os avisaré.
Gracias por acompañarme a lo largo de todo este tiempo. Intentaré darme prisa, volver pronto con alguna solución sensata y espero encontraros por ahí, nefelibateando por el ciberespacio.
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KUKUmobil Berlin 01 from kukuprojekt on Vimeo.