Diez intensos días en Lisboa, días de inmersión en nuevas realidades que alberga esta gran ciudad del sur de Europa, con su encanto, con sus propuestas, con sus dificultades; días de reposo en un ambiente bello, ejerciendo la despreocupación en buena compañía, curando cansancio físico y la pequeña tristeza que se ha alojado en mi corazón. Ha sido un hermoso regalo de amistad, GRACIAS.
La vuelta a la nueva cotidianidad con sentimientos encontrados. Incertidumbre,ganas, impaciencia, pereza, nostalgia, vacío, desorientación……. y agradecimiento.
Porque lo que me esperaba a la vuelta es un refugio, un lugar en el que todo está dispuesto para que pueda centrarme totalmente en el trabajo en el telar, y un anfitrión preocupado por que no me falte nada para sentirme a gusto.
GRACIAS a todas y todos que me habéis cuidado tanto en estas ultimas semanas y gracias a Bernardo, por dejarse convertir en mecenas de arte y abrirme su casa de par en par para que pueda „invadirla“ y trabajar en ella.
Prometo ponerme las pilas. 🙂
Esta mañana:
Esta tarde:
Con un poco de suerte y esfuerzo, y si los brazos me aguantan, mañana termino de colocar todo…….