Me salto un día, intento recuperarlo mañana. Las 24 horas no dan para mas de los que dan. Hoy nos hemos quedado en „nuestro“ kiez, que es como se llaman los barrios en Berlin. El „nuestro“: Kreuzberg. Tan nuestro como lo fue en su momento Lavapies en Madrid. Hay una sensación de „Zuhause“ en todo esto que me resulta a veces reconfortante, a veces angustiosa. Tan reconfortante y angustioso a la vez, como cuando te encuentras con toda la biblioteca que te ha visto convertirte en persona mayor en un „Antiquariat“. Cosas de la vida.
Hoy hemos aprovechado los últimos rayos de sol _del día_, para montar nuestro pequeño bistro en el balcón.
Justito, justito nos ha dado para comernos un pan rápido. O solicitamos que Juanjo trabaje menos, o derribamos la ultima planta de la casa de enfrente o cambiamos nuevamente la hora. Algo habrá que hacer, digo yo. Con lo bien que se está……
Nos quedó luz suficiente para dar una vuelta por el parque cercano, Hasenheide; hacer alguna compra en alguna de las muchas tiendas turcas de alimentación, mirar algún que otro escaparate del mogollón de tiendas pequeñas del barrio…..
…. y montar nuestro taller efímero de tuneaje de los huevos blancos que Juanjo y Uli han atesorado en los últimos meses para la subasta en la NUEVA HUEVERIA del KUKU.
Día tranquilo. Vida en el Kiez.
