DES_conexión

Hace tanto que no recuerdo cuando ha sido la última vez que me he ido de viaje/excursión con el único propósito de desconectar. Mentalmente, incluso físicamente, de un espacio, de un proyecto; del agobio, de las dudas e incertidumbres contextuales.

Me he dejado llevar. Lejos de todo lo que en estas ultimas semanas me ha ocupado y preocupado… el futuro del KUKU, mi futuro personal y profesional, Siria, AeC…. Cada vez que me pasa, me resulta sumamente reconfortante, darme cuenta de lo poco que puedo interferir en el devenir, y lo mucho. Es nada y todo a la vez, dependiendo de las dimensiones en espacio y tiempo. Nada es imprescindible y todo es importante.

Así que me he dejado llevar a Portugal, a Manteigas, por ser precisos, porque el viaje de este fin de semana, por muy relajante que resultó, tenía un motivo profesional: visitar el lugar de producción de Burel Factory, una empresa portuguesa de tejidos y fieltros con una impecable presentación en Internet  y un interesante catálogo de artículos que combina el proceso artesanal tradicional de la manufactura textil con un diseño moderno, divertido y colorido.

005Sábado no es el mejor día para visitar un espacio de producción (fábrica), pero sábado es el único día de posible escapatoria para alguien que tiene un espacio de venta (tienda). Había que hacer lo mejor posible para hacer encajar estas dos dinámicas, lo que significaba llegar dentro del horario de apertura a la pequeña tienda de Burel Fáctory en Manteigas, en la que puede verse y, sobre todo, tocarse y probarse parte del abanico de artículos de esta marca. Lo conseguimos, muchas horas de viaje, pero llegamos a tiempo.

Una vez „cumplida“ con la misión, quedaba la parte placentera, la de recorrer paisajes, disfrutar de pequeños detalles y grandes panorámicas, de comida, bebida y buen tiempo, de charla y de descanso, de ser un integrante más de un curioso grupo de viajeros, con su dinámica, sus hábitos, sus curiosidades, sus afinidades y singularidades.

El tiempo en Manteigas se centró, además de la parte profesional, en una buena comida, con un atento camarero, en un breve paseo por el pueblo, la subida de una cuesta pronunciada de 300 m, la charla con el señor que regentaba la oficina de turismo, y poco más. Quizá se nos ha quedado algo importante por ver en este pueblo que, como muchos otros de similares características, vivió sus tiempos dorados en los años 60 cuando la industria textil proporcionaba sustento a los habitantes. Hoy en día ve el futuro gris, la población disminuye, la gente joven se va. El turismo da algo, pero tampoco tanto, cuestión de estar _o no estar_ en la ladera adecuada de la sierra, porque la mayoría del turismo de invierno parece acceder por „el otro lado“, y el turismo de verano es menor en número, en permanencia en el territorio y, por lo que puedo imaginarme, en capacidad económica o disposición de „consumo“. Tiempos difíciles.

Seguimos el consejo del señor de la oficina de turismo y desde Manteigas subimos hacia la Serra da Estrela. Una subida espectacular, y aunque tengo que reconocer que la montaña en general no es de los paisajes que más me atraen, lo que vimos en esta travesía de un valle al otro, resultó realmente espectacular.

La subida:

Coincidiendo con la linea en los árboles se rinden y se retiran ante las condiciones inhóspitas, hay una preciosa zona de recreo y camping que coincida con el nacimiento del río Zezere, un lugar en el que incluso ignorantes geólogos como yo reconocen las fuerzas moldeadoras de los glaciares. Como no acordarse de mi amiga Barbara Quevedo, y su proyecto Pangea.

Serra da Estrela

La ruta estaba llena de lugares donde parar y disfrutar del paraje. Roca, curvas, puntos de interés, miradores, rocas, valles, lagos, praderas….. un combinado realmente impactante.

007Llegamos arriba, al el puerto, con sus casi 2000 metros de altura, justo en el momento en el que el sol se iba y la luna salió. Momento mágico, vivido en el inmenso silencio y con el profundo respeto ante la belleza de la naturaleza.

Buen lugar para irse, en todos los sentidos imaginables.

016Bajamos la otra vertiente de la Serra da Estela, hasta llegar a Seia. Más allá de buscar un lugar donde tomarnos algo y dormir no nos dio tiempo. Pero al día siguiente sí que hubo tiempo para dar una vuelta por el núcleo „antiguo“? de la villa.

No son muy descriptivas, las fotos que „me han salido“, pero sí reflejan la mirada de viajante sobre la cotidianidad ajena.

Seia:

001017Entre este azul, ligeramente a_morado y el terracota ligeramente asalmonado, hay todo un mundo en el que podría perderme.

005

y para finalizar el recorrido por Seia: Saludos textiles.

024.

Gracias, compañeros de viaje. Me ha venido bien, me ha sentado bien. No exactamente más descansada, ni con las pilas cargadas, eso sería mucho pedir, pero con más distancia y un poco más de sosiego vuelvo a mirar de frente a todo lo que pueda llegarme en estos tres meses que quedan.

Por cierto, si alguien tiene curiosidad y/o interés por las mantas que se hacen en Burel Factory, Manteigas, cuando llegue el pedido podrán verlo en Muebles Teofilo, Aguilar de Campoo. No era broma, en el fondo ha sido un viaje de negocios.

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