No es fácil empezar, mejor dicho, no me resulta fácil empezar a mí, nunca. No es por lo del miedo a la hoja en blanco, o al menos no del todo. Es, sobre todo, la incertidumbre que produce el no saber qué va a ser lo que se despierta primero cuando se abre el baúl. ¿Estoy preparada para enfrentarme a la bestia o me va a comer…?
No hay nada que me dice de forma tan evidente cómo realmente me encuentro, como la manera en la que dibujo. Creo que es por eso por lo que me gusta el dibujo en general, por lo que me gustan mucho más los dibujos de Picasso, por ejemplo, que sus cuadros. El trazo, la mano, decidir, vacilar,…. apoderarte del lienzo, imponerle ritmo, equilibrio…..es tan directo, tan elocuente, tan auténtico…..
Suelo trabajar con un lapiz fino, con trazos sútiles, me gusta acariciar el papel hasta tener suficiente confianza con él como para ir más allá. Hoy, sin embargo, necesitaba el trazo gordo, fuerte, y necesitaba borrar y volver a ponerlo, y volver a borrar, y voler a….. Llevaba una bronca dentro a la que necesitaba dejar rienda suelta.
Y así, poco a poco, todo empezó a encajar…
Ahora llevo un buen rato sentada delante del boceto, y me doy cuenta que ha desaparecido toda agresividad… en él. Solo siento ambigüedad, y cuiriosidad, porque ahora mismo ni yo sé hacia donde inclinarme.
Antes veía dos bestias devorando una figura humana, ahora ya no sé. No siento que la quieran hacer daño, incluso empiezo a dudar si no va a ser que su intención verdadera es la de protegerla de sus propias pesadillas, de sus miedos; quizá no la sujeten como presa, y con un sencillo cambio en la colocación de las cuatro patas incluso parecería que la quisieran sostener; quizá no esté moribunda, quizá esté exhausta tras luchas contra sus porpios fantasmas, o puede que solo duerma….
Curioso cómo puede cambiar TODO TANTO según con qué ojos lo miramos. Es como lo que me escribió un amigo ayer tras haber leído el diario.
Me decía: „Es algo así como la Odisea, después de navegar por interesantes y procelosos mares, vuelves a tu casa.“
Por qué no imaginarse la historia al revés: Penelope viajando, Penelope aventurera, y en casa, pacientemente, el telar esperando su vuelta. Eso sí, me temo que sin pretendientes. 🙂
Bueno, de eso hablamos mañana. Porque lo que sí sé es que se ha acabado la bombona de gas. Asi que por hoy cerramos el diario de una tejedora.
La vida misma, 15 de marzo de 2015.