Como en las caminatas largas, hay momentos en el trabajo en el telar que se prestan especialmente a una parada, o más, que en cierto modo obligan a un descanso por muy efímero que sea: un esfuerzo superado, un tramo complicado que queda atrás, un lugar cómodo del que sabemos que nos ayuda a encontrar sin dificultad el ritmo de la marcha cuando decidamos continuar,…….
Y nos invita a respirar hondo, a tomar un trago refrescante y rebuscar en la mochilla un cacho de chocolate o algunos frutos secos, a quitarnos las bota un momentín para dejar que los dedos de los pies jueguen al aire y a estirar la espalda, a dejar que el aire seque la mancha de sudor, a mirar alrededor y buscar el próximo horizonte, si es necesario a ratificar en el mapa que el camino que sigue es el correcto, ….
Pues eso, y como el trabajo en el telar es un poco como una larga caminata…. ha tocado hoy hacer una parada…..
… después de que en la pasada madrugada la segunda pata de la bestia quedó hecha. Y así, he aprovechado para ordenar el pequeño caos que iba creciendo con cada día de trabajo, a liberar las canillas de aquellas mezclas de lana que de momento no son necesarios, a tomar distancia y mirar qué tal está quedando _cosa importante, porque la proximidad durante el trabajo es como bucear entre algas marinas, o enredarse en zarzas y a veces se pierde la perspectiva necesaria para seguir adelante con acierto_, a tomas un trago refrescante, a buscar las bobinas de los nuevos colores, a revisar y _si hace falta_ rectificar el boceto que habrá que seguir de aquí en adelante….
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Queda el cuarto frente por abordar, y espero que no se convierta en una batalla. Pero de ello el domingo más, que resulta ser buen día para contarlo.